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¿Sabías que el tinaco es uno de los elementos más importantes para garantizar la calidad del agua que consumes en tu hogar o negocio? El tinaco es el recipiente que almacena el agua que llega de la red pública o de otras fuentes, y que luego distribuye a las diferentes áreas de tu inmueble. Por eso, es fundamental mantenerlo limpio y desinfectado, para evitar la proliferación de bacterias, hongos, algas y otros microorganismos que pueden afectar tu salud y la de tu familia.

¿Cada cuánto tiempo se debe lavar un tinaco?

No existe una regla fija sobre la frecuencia con la que se debe lavar un tinaco, ya que depende de varios factores, como el tamaño, el material, el uso, la calidad del agua y el clima. Sin embargo, se recomienda hacerlo al menos dos veces al año, preferiblemente antes y después de la temporada de lluvias, ya que es cuando el agua puede estar más contaminada.

También es conveniente revisar periódicamente el estado del tinaco, y si se observa alguna señal de suciedad, mal olor, coloración o turbiedad en el agua, proceder a su limpieza lo antes posible.

¿Cómo lavar un tinaco paso a paso?

Para lavar un tinaco se deben seguir los siguientes pasos:

Cierra la llave de paso del tinaco y desconecta las tuberías que lo alimentan y lo distribuyen. Deja una pequeña cantidad de agua en el fondo del tinaco para facilitar la limpieza.

Sube al techo con los materiales y productos necesarios, usando el equipo de protección personal adecuado. Ten cuidado al subir y bajar la escalera o el andamio, y evita resbalones o caídas.

Vacía el agua sucia del fondo del tinaco con la ayuda de una cubeta o una manguera. Puedes aprovechar esta agua para regar las plantas o limpiar el patio.

Frota las paredes y el fondo del tinaco con un cepillo o una escobilla, usando movimientos circulares y ejerciendo presión. Insiste en las zonas donde haya más suciedad o manchas.

Enjuaga el interior con una cubeta de agua limpia y vuélvela a sacar. Retira con un trapo o franela limpia todos los restos que queden en el fondo del tinaco, hasta que te asegures que ya no queda nada.

Desinfecta el tinaco. Vierte una tapita de cloro en un litro de agua y cuando esté mezclada, pásala a un atomizador. Rocía toda la superficie interior del tinaco con esta solución, cubriendo bien todas las partes. Deja actuar por 15 minutos.

Llena el tinaco con agua limpia hasta la mitad y deja correr el agua por las tuberías hasta que salga clara. Vacía nuevamente el tinaco y sécalo con un trapo o franela limpia.

Conecta nuevamente las tuberías al tinaco y abre la llave de paso. Llena el tinaco con agua limpia hasta su capacidad máxima y verifica que no haya fugas ni goteos.

Disfruta de tu tinaco limpio y desinfectado, y recuerda repetir este proceso al menos dos veces al año.